La etiqueta lo dice todo

En primer lugar, basta con comparar los datos nutricionales de las etiquetas, especialmente la cantidad de proteínas. En general, un mayor contenido de proteínas es mejor para la salsa de soja. En el mercado japonés, las salsas de soja se clasifican por el nivel total de nitrógeno/proteínas según la Norma Agrícola Japonesa (JAS). El grado de la salsa de soja indica su nivel de umami. La Salsa de Soja Kikkoman Naturalmente Fermentada contiene 10 g de proteínas por cada 100 ml, lo que la sitúa claramente en la categoría de “Grado Especial”.

En segundo lugar, verifique la lista de ingredientes. La Salsa de Soja Naturalmente Fermentada Kikkoman se elabora únicamente con cuatro ingredientes naturales: agua, soja, trigo y sal. Estos son procesados y fermentados. Eche un vistazo al proceso de elaboración para comprender cómo unos pocos ingredientes pueden producir tal variedad de sabores.

En ocasiones, otras marcas tienen siete o más ingredientes. ¿Por qué? Porque los necesitan para hacer sus productos más rápido, más baratos y con un sabor aceptable.

Tercera comprobación: haga la prueba del cuello de botella. Puede saber si tiene en sus manos una salsa de soja de alta calidad agitando la botella una vez, lenta y cuidadosamente. La salsa de soja japonesa elaborada de forma natural, como la Kikkoman, mostrará un color leonado, transparente, y tendrá una consistencia fina. Otras, sin embargo, como las producidas químicamente, presentan una textura de jarabe y un color oscuro o turbio.