

Acerca de Kikkoman
300 años de tradición japonesa se unen a una filosofía empresarial moderna. En Kikkoman, nuestro objetivo es inspirar a personas de todo el mundo a que disfruten de las cosas buenas de la vida y promover el intercambio internacional de culturas gastronómicas.
Pero, ¿qué hace que nuestra Salsa de Soja sea tan exclusiva y la elección perfecta para usted, su restaurante, su food truck y sus invitados? Descúbralo aquí.

Ingredientes naturales
La Salsa de Soja Naturalmente Fermentada Kikkoman se elabora con cuatro ingredientes cuidadosamente seleccionados: agua, soja, trigo y sal. Todos nuestros granos de soja tienen garantía de estar libres de OMG. También evitamos el uso de potenciadores del sabor, conservantes y colorantes.

Elaborada de forma totalmente natural
La Salsa de Soja Kikkoman se elabora de forma totalmente natural en un proceso de fermentación que dura varios meses, durante el cual se generan alrededor de 300 diferentes compuestos aromáticos de vainilla, fruta, whisky e incluso café. Todos estos sabores y aromas se desarrollan sin utilizar productos químicos y confieren a nuestra Salsa de Soja su inconfundible sabor.

La sostenibilidad como objetivo corporativo
En Kikkoman nos esforzamos por operar de la forma más sostenible y justa posible. Ingredientes naturales, cadenas de suministro cortas, abastecimiento sostenible, uso cuidadoso de los recursos y un enfoque respetuoso con las personas son el núcleo de nuestra cultura empresarial. Puede consultar detalladamente nuestros objetivos y medidas en nuestra página de sostenibilidad.
¿Sabía que...?
La salsa de soja japonesa también se conoce como «shoyu», famosa por su menor contenido de sal y su aroma característico, que se desarrolla durante meses de fermentación utilizando cultivos especiales de levadura y trigo tostado.
Esto contrasta fuertemente con las salsas de soja chinas, por ejemplo, que a menudo solo se fermentan parcialmente y se producen químicamente. Por este motivo, suelen contener colorantes, azúcar, glutamato monosódico y conservantes, lo que las hace mucho más fuertes de sabor, de textura almibarada y muy difíciles de dosificar; una buena razón para comprobar siempre la etiqueta antes de comprar: ¡cuantos menos ingredientes, mejor!
