Desayuno con Kikkoman

Un festín de diversidad culinaria

El reconfortante aroma del café acabado de hacer que nos endulza la mañana, el pan caliente, esponjoso y recién salido del horno y la deliciosa miel obtenida directamente del huerto y de nuestras propias abejas melíferas: un escenario que nos hace empezar el día con una sonrisa. Esto, o algo parecido, es muy típico en un hogar alemán. Sin embargo, en otros países europeos puede ser completamente distinto. En Gran Bretaña, por ejemplo, la tradición es tomar un desayuno muy copioso con litros de té, mientras que en Italia nos gusta servir bollería dulce y café expreso. Si miramos hasta Japón, nos encontramos con que, para desayunar, se sirve pescado y arroz, algo probablemente difícil de imaginar para la mayoría de nosotros. Pero todas nuestras culturas tienen algo en común: ¡el amor por la indulgencia!

Lo que hoy damos por sentado, tenía un significado muy distinto hace un siglo. La comida en general servía para saciar el hambre. El concepto de "cocina nacional" acababa de surgir y estos platos locales de la era moderna solo estaban al alcance de los ciudadanos de clase alta. La falta de opciones y el hecho de que era inaccesible para el ciudadano de a pie comprar ingredientes de lujo eran unas de las razones por las cuales esto sucedía. En Europa, la cultura del desayuno era muy práctica. Por ejemplo, en Alemania la sopa de leche o el pan era el desayuno común, y a menudo funcionaba como el resto de las comidas del día. En general, la dieta Europea seguía basándose en buena medida en las normas medievales y apenas había diferencias significativas entre la población más pobre que constituía la mayoría del pueblo. En Francia, como en la mayoría de los países, la repostería, como el pan, era habitual. Sin embargo, la gente seguía empezando el día con un caldo calentito de pollo o verduras. En Noruega, el clima duro y frío hacía que no hubiera mucha variedad. Sin embargo, para los noruegos era importante que los niños estuvieran bien alimentados a pesar de las duras circunstancias, así que los adultos disfrutaban de una comida sencilla, mientras que los niños tomaban en las escuelas el desayuno típico de Oslo, que consistía en pan integral con margarina, una loncha de queso, un vaso de leche y la mitad de una manzana y de una naranja. Gran Bretaña, por su parte, que era conocida entonces como lo sigue siendo hoy por su abundante desayuno inglés, también destacaba por su apasionante cultura gastronómica. Debido a su gran poder colonial, los británicos eran los únicos con acceso a ingredientes exóticos y especias inusuales. Hoy en día en Europa, por lo general, podemos hacernos con los ingredientes más especiales para probar algunas combinaciones asombrosas. No debemos limitarnos, tenemos la oportunidad de adoptar platos de diferentes culturas o incluso reinventarlos y crear alternativas.

Gracias a la digitalización, nuestras posibilidades evolucionan aún más rápido; ¡más extremas y diversificadas que nunca! Los límites de las tradiciones se están rompiendo, especialmente para las generaciones más jóvenes. Las redes sociales ayudan a orientar todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. El poder de los blogueros gastronómicos y de los influencers es enorme: día tras día descubrimos nuevas ideas, desde diferentes formas de comer hasta la elaboración de platos inspirados en celebraciones. Hoy más que nunca, la comida desempeña un papel muy importante en nuestro bienestar.

Así que, ¿qué mejor manera de satisfacer nuestro deseo de algo un poco diferente que con nuestra salsa de soja? La versatilidad es nuestra pasión, así que hemos creado unas recetas nuevas y emocionantes para que añadas algunos giros deliciosos a tu desayuno. Una tendencia muy popular es el brunch. Así que, ¿qué te parece combinar las nuevas recetas con un brunch en tu propia casa junto a tu familia o amigos?